El cuchillo corvo chileno quedó institucionalizado
como parte del uniforme del Ejercito de Chile, a raíz de la guerra que mantuvo
y gano Chile contra la Confederación Perú-Boliviana en el siglo XIX, y que
aportaron los campesinos y mineros chilenos cuando acudieron en defensa de su
tierra, cuchillo a su vez, derivado del alfanje que llevaban consigo los
españoles cuando llegaron a Chile
Subteniente José L. Herrera Gandarillas con el primitivo cuchillo corvo en el cinto. |
El corvo es un altísimo símbolo del Ejército de Chile. Es el espejo y la garantia de su condición invicta,
que ha logrado sus más grandes epopeyas y hazañas, justamente, en los desiertos
nortinos, donde este cuchillo era la herramienta de
trabajo de los duros conquistadores de las salitreras. El corvo fue también el
símbolo del minero y del trabajador de las calicheras del siglo XIX. En Arica
se comenta popularmente, que lo habían usado también albañiles y zapateros. Se
le usaba para cortar cuerdas de fardos, lo que nos explica su forma torcida. En
la zona centro-sur también se lo emplea hasta nuestros días por pescadores de
algas, para cortar tallos y ramas de cochayuyos en las rocas costeras. Estos
datos acercan más la pieza a su función como alegoría del obrero, del
"roto" chileno y del huaso, el mismo personaje que se vio en la
necesidad de salir a defender su Patria llevando su fiel herramienta de trabajo
a un lado. Es entonces, por excelencia, una arma y un herramienta profundamente
ligada al trabajador chileno.
Ya en la "Araucana" don Alonso de Ercilla (1569) hace referencias a un cuchillo corvo, derivado del alfanje, que traían consigo los primeros españoles que llegaron a Chile. Se los llamaba "corvillos" en Europa, siendo utilizados desde hacía muchos años por españoles, franceses e ingleses. Una tradición de hispanidad, probablemente, pues en España existe toda una cultura armera basada en cuchillos angulados que cambian de aspecto y nombre según la región, exactamente como ocurre en el caso del corvo aquí en Chile. Oróstica agrega que las referencias al corvo chileno aparecen también en una prohibición de 1634 para impedir que los pendencieros indios, negros, mestizos y la "plebe" en general, portaran armas blancas entre las que figuraban las "catanas", correspondientes en su tiempo a un tipo de cuchillo alfanje o "catán" que empleaban los indígenas y que tenía forma curvada, correspondiente al corvo en su fase originaria.
En Chile, el corvo pasó a formar parte del equipo de trabajo de los mineros pirquineros de Copiapó. Los archivos del Ejército no muestran a los primeros uniformes militares chilenos con el corvo integrado al conjunto, lo que nos lleva a concluir en la teoría de que fue el "roto" quien llevó esta herramienta de su vida cotidiana a los campos de batalla, a partir de la Guerra Contra la Confederación Perú-Bolivia. El que estuviese atado al cinto demuestra que no formó parte de la indumentaria oficial, sino que fue introducido de manera natural por los soldados en el uniforme. La existencia de algunos viejos ejemplares de corvos que presenta filo por sólo uno de sus lados, a diferencia de los actuales, refuerza la posibilidad de que hayan sido concebidos como herramientas y sólo circunstancialmente convertidos en armas mortales. Esta tendencia a darle un sólo filo se mantiene incluso en varios corvos producidos durante la Guerra del Pacífico, cuando fueron utilizados por segunda vez contra el enemigo peruano y boliviano.
Ya en la "Araucana" don Alonso de Ercilla (1569) hace referencias a un cuchillo corvo, derivado del alfanje, que traían consigo los primeros españoles que llegaron a Chile. Se los llamaba "corvillos" en Europa, siendo utilizados desde hacía muchos años por españoles, franceses e ingleses. Una tradición de hispanidad, probablemente, pues en España existe toda una cultura armera basada en cuchillos angulados que cambian de aspecto y nombre según la región, exactamente como ocurre en el caso del corvo aquí en Chile. Oróstica agrega que las referencias al corvo chileno aparecen también en una prohibición de 1634 para impedir que los pendencieros indios, negros, mestizos y la "plebe" en general, portaran armas blancas entre las que figuraban las "catanas", correspondientes en su tiempo a un tipo de cuchillo alfanje o "catán" que empleaban los indígenas y que tenía forma curvada, correspondiente al corvo en su fase originaria.
En Chile, el corvo pasó a formar parte del equipo de trabajo de los mineros pirquineros de Copiapó. Los archivos del Ejército no muestran a los primeros uniformes militares chilenos con el corvo integrado al conjunto, lo que nos lleva a concluir en la teoría de que fue el "roto" quien llevó esta herramienta de su vida cotidiana a los campos de batalla, a partir de la Guerra Contra la Confederación Perú-Bolivia. El que estuviese atado al cinto demuestra que no formó parte de la indumentaria oficial, sino que fue introducido de manera natural por los soldados en el uniforme. La existencia de algunos viejos ejemplares de corvos que presenta filo por sólo uno de sus lados, a diferencia de los actuales, refuerza la posibilidad de que hayan sido concebidos como herramientas y sólo circunstancialmente convertidos en armas mortales. Esta tendencia a darle un sólo filo se mantiene incluso en varios corvos producidos durante la Guerra del Pacífico, cuando fueron utilizados por segunda vez contra el enemigo peruano y boliviano.
En la actualidad, el corvo chileno ofrece distintas variedades y ángulos
rediseñados de su hoja: el curvo, el atacameño, el pavonado, el cromado, etc. Se
denomina "garra de puma", por ejemplo, es el ancestro del actual
corvo de combate, que presenta una curva pronunciada en 45º y que suele ser más
usado en desfiles. El "pico de cóndor", en cambio, popularmente
identificado con el atacameño y el de infantería, es el que presenta una curva
más sutil en la punta, torciendo aproximadamente un tercio del largo total de
la hoja. Algunos son de fantasía más que de utilidad en combate, y otros son
producidos sólo para regalos o reconocimientos institucionales.
Manejo
El corvo es un arma poco convencional y para su
correcto (y efectivo) uso se debe estar familiarizado con él, con su peso, sus
partes, tacto y balance. El corvo no requiere una gran fuerza, destreza,
flexibilidad o agilidad para ser usado con efectividad. Lo verdaderamente
importante es la solidez de la muñeca, juzgar bien la medida y saber aprovechar
la oportunidad. El corvo se toma como un martillo, con la punta mirando directamente a los pies del enemigo y manteniendo la mano
a la altura de la cadera. La mano desarmada se mantiene cercana al cuerpo para
contrapesar o se usa para fintear, forzando al enemigo a exponerse.
El Ejército de Chile instruye a la totalidad de su
contingente sobre el manejo y empleo del corvo mediante instructores de Combate
Especial (sistema chileno de lucha cuerpo a cuerpo). La forma del corvo permite
usarlo de diferentes formas:
§
Cachazo: se usa a
corta distancia, pegando con el pomo en línea horizontal hacia afuera o
vertical hacia arriba.
§
Picotazo: el Pico del Cóndor se clava de
forma perpendicular al cuerpo y al extender el brazo por completo, hacia dentro
se hunde formando una herida curva hacia abajo, lo que permite perforar la
cavidad torácica, los ojos
o el cuello.
§
Revés: se usa la
cara exterior de la hoja, va hacia cualquier blanco y se aplica cuando el
cuchillo vuelve de
un tajo para aprovechar el movimiento, atacando siempre, aún
al retroceder. Preferentemente se ataca al rostro para preparar el golpe de
muerte.
§
Tajo: se da con
la cara interior de la hoja. Dentro de la distancia de ataque el corvo corta
limpiamente, pasando de un lado a otro del cuerpo. Este golpe se aplica en la
panza, ingle, cara, cuello, interior del codo y muñeca.
§
Zarpazo: la Garra del Puma se clava de forma
perpendicular y de arriba abajo al objetivo aprovechando el peso del arma y del
brazo, desgarrando al continuar su trayectoria y atrapando al enemigo al tomar
contacto con hueso. De esta forma se golpea a la cabeza, hombros y esternón.
Grip con Pico adelante |
Grip con filo, y pico inverso |
El corvo, una vez que se lanza el primer golpe, no
puede detenerse, debiendo emplearse con la máxima violencia y agresividad. Por
esto, el primer golpe debe ir a un objetivo vital e incapacitante y no perderse
en atacar las extremidades del enemigo. Quien esgrime un corvo debe esquivar de
forma instintiva y sólo al tener a la vista un blanco seguro, atacar. El ataque
se realiza a fondo buscando las partes más sensibles y dando golpe tras golpe,
rematando al enemigo múltiples veces. La violencia desatada evita, además, la
intervención externa, ya que un tercero que intentara intervenir podría
resultar malherido.
Fuente:
Datos varios
investigacion independiente y un agradecimiento especial a Andres Pino Morales
y a Mauricio Quezada