miércoles, 25 de abril de 2012

Cuchillos del Mundo: EL CUCHILLO CORVO CHILENO


El cuchillo corvo chileno quedó institucionalizado como parte del uniforme del Ejercito de Chile, a raíz de la guerra que mantuvo y gano Chile contra la Confederación Perú-Boliviana en el siglo XIX, y que aportaron los campesinos y mineros chilenos cuando acudieron en defensa de su tierra, cuchillo a su vez, derivado del alfanje que llevaban consigo los españoles cuando llegaron a Chile

Subteniente José L. Herrera Gandarillas
 con el primitivo cuchillo corvo en el cinto.
El corvo es un altísimo símbolo del Ejército de Chile. Es el espejo y la garantia de su condición invicta, que ha logrado sus más grandes epopeyas y hazañas, justamente, en los desiertos nortinos, donde este cuchillo era la herramienta de trabajo de los duros conquistadores de las salitreras. El corvo fue también el símbolo del minero y del trabajador de las calicheras del siglo XIX. En Arica se comenta popularmente, que lo habían usado también albañiles y zapateros. Se le usaba para cortar cuerdas de fardos, lo que nos explica su forma torcida. En la zona centro-sur también se lo emplea hasta nuestros días por pescadores de algas, para cortar tallos y ramas de cochayuyos en las rocas costeras. Estos datos acercan más la pieza a su función como alegoría del obrero, del "roto" chileno y del huaso, el mismo personaje que se vio en la necesidad de salir a defender su Patria llevando su fiel herramienta de trabajo a un lado. Es entonces, por excelencia, una arma y un herramienta profundamente ligada al trabajador chileno. 

Ya en la "Araucana" don Alonso de Ercilla (1569) hace referencias a un cuchillo corvo, derivado del alfanje, que traían consigo los primeros españoles que llegaron a Chile. Se los llamaba "corvillos" en Europa, siendo utilizados desde hacía muchos años por españoles, franceses e ingleses. Una tradición de hispanidad, probablemente, pues en España existe toda una cultura armera basada en cuchillos angulados que cambian de aspecto y nombre según la región, exactamente como ocurre en el caso del corvo aquí en Chile. Oróstica agrega que las referencias al corvo chileno aparecen también en una prohibición de 1634 para impedir que los pendencieros indios, negros, mestizos y la "plebe" en general, portaran armas blancas entre las que figuraban las "catanas", correspondientes en su tiempo a un tipo de cuchillo alfanje o "catán" que empleaban los indígenas y que tenía forma curvada, correspondiente al corvo en su fase originaria. 








En Chile, el corvo pasó a formar parte del equipo de trabajo de los mineros pirquineros de Copiapó. Los archivos del Ejército no muestran a los primeros uniformes militares chilenos con el corvo integrado al conjunto, lo que nos lleva a concluir en la teoría de que fue el "roto" quien llevó esta herramienta de su vida cotidiana a los campos de batalla, a partir de la Guerra Contra la Confederación Perú-Bolivia. El que estuviese atado al cinto demuestra que no formó parte de la indumentaria oficial, sino que fue introducido de manera natural por los soldados en el uniforme. La existencia de algunos viejos ejemplares de corvos que presenta filo por sólo uno de sus lados, a diferencia de los actuales, refuerza la posibilidad de que hayan sido concebidos como herramientas y sólo circunstancialmente convertidos en armas mortales. Esta tendencia a darle un sólo filo se mantiene incluso en varios corvos producidos durante la Guerra del Pacífico, cuando fueron utilizados por segunda vez contra el enemigo peruano y boliviano. 


En la actualidad, el corvo chileno ofrece distintas variedades y ángulos rediseñados de su hoja: el curvo, el atacameño, el pavonado, el cromado, etc. Se denomina "garra de puma", por ejemplo, es el ancestro del actual corvo de combate, que presenta una curva pronunciada en 45º y que suele ser más usado en desfiles. El "pico de cóndor", en cambio, popularmente identificado con el atacameño y el de infantería, es el que presenta una curva más sutil en la punta, torciendo aproximadamente un tercio del largo total de la hoja. Algunos son de fantasía más que de utilidad en combate, y otros son producidos sólo para regalos o reconocimientos institucionales. 


Manejo
El corvo es un arma poco convencional y para su correcto (y efectivo) uso se debe estar familiarizado con él, con su peso, sus partes, tacto y balance. El corvo no requiere una gran fuerza, destreza, flexibilidad o agilidad para ser usado con efectividad. Lo verdaderamente importante es la solidez de la muñeca, juzgar bien la medida y saber aprovechar la oportunidad. El corvo se toma como un martillo, con la punta mirando directamente a los pies del enemigo y manteniendo la mano a la altura de la cadera. La mano desarmada se mantiene cercana al cuerpo para contrapesar o se usa para fintear, forzando al enemigo a exponerse.
El Ejército de Chile instruye a la totalidad de su contingente sobre el manejo y empleo del corvo mediante instructores de Combate Especial (sistema chileno de lucha cuerpo a cuerpo). La forma del corvo permite usarlo de diferentes formas:
§  Cachazo: se usa a corta distancia, pegando con el pomo en línea horizontal hacia afuera o vertical hacia arriba.
§  Picotazo: el Pico del Cóndor se clava de forma perpendicular al cuerpo y al extender el brazo por completo, hacia dentro se hunde formando una herida curva hacia abajo, lo que permite perforar la cavidad torácica, los ojos
    o el cuello.
§  Revés: se usa la cara exterior de la hoja, va hacia cualquier blanco y se aplica cuando el cuchillo vuelve de
    un tajo para aprovechar el movimiento, atacando siempre, aún al retroceder. Preferentemente se ataca al rostro para preparar el golpe de muerte.
§  Tajo: se da con la cara interior de la hoja. Dentro de la distancia de ataque el corvo corta limpiamente, pasando de un lado a otro del cuerpo. Este golpe se aplica en la panza, ingle, cara, cuello, interior del codo y muñeca.
§  Zarpazo: la Garra del Puma se clava de forma perpendicular y de arriba abajo al objetivo aprovechando el peso del arma y del brazo, desgarrando al continuar su trayectoria y atrapando al enemigo al tomar contacto con hueso. De esta forma se golpea a la cabeza, hombros y esternón.
Grip con Pico adelante
Grip con filo, y pico inverso
La pelea con corvo es brutal y artera; la actitud mental es lo primero y sólo debe buscarse el golpe que da fin inmediato a la contienda, ya que el corvo no tiene aptitud para la defensa, por su peso es lento para bloquear y su forma no permite cubrir un ataque y se reduce en cerca de una pulgada su alcance máximo.


El corvo, una vez que se lanza el primer golpe, no puede detenerse, debiendo emplearse con la máxima violencia y agresividad. Por esto, el primer golpe debe ir a un objetivo vital e incapacitante y no perderse en atacar las extremidades del enemigo. Quien esgrime un corvo debe esquivar de forma instintiva y sólo al tener a la vista un blanco seguro, atacar. El ataque se realiza a fondo buscando las partes más sensibles y dando golpe tras golpe, rematando al enemigo múltiples veces. La violencia desatada evita, además, la intervención externa, ya que un tercero que intentara intervenir podría resultar malherido.






Fuente:

Datos varios investigacion independiente y un agradecimiento especial a Andres Pino Morales y a Mauricio Quezada

lunes, 9 de abril de 2012

Juan Moreira

La descripción de Juan Moreira que se da en la novela coincide en su aspecto formal con la realidad, y aunque no menciona el hecho de que Moreira tuviese el rostro picado de viruelas. Quienes conocieron a Juan Moreira en su paso por la localidad de Salto (provincia de Buenos Aires) decían que su tez era más bien rojiza, con marcas de viruela, ojos pardos, pelo castaño, barba larga y bigote abundante, más alto de lo normal y ancho de espaldas. 
¿Cómo vestía Juan Moreira? 

Moreira siempre vestía chiripá, poncho, sombrero de felpa, pañuelo de seda al cuello y botas de becerro, y además tocaba bien la guitarra. Tanto la famosa daga (o facón) de Juan Moreira como su caballo, un colorado overo, se los había regalado Adolfo Alsina por sus servicios para el Partido Autonomista.
¿Dónde nació Juan Moreira y cuál era su nombre real? 

Aunque varias biografías dicen que nació y creció en Matanzas (hoy Partido de la Matanza), en realidad no se llamaba Juan Moreira ni nació en ese lugar. Nació en 1819 en San José de Flores, y fue bautizado como Juan Gregorio Blanco en la iglesia de San José de Flores el 25 de noviembre de 1819, hijo del gallego Mateo Blanco y de Ventura Ñúñez, y nacido en los bañados que más al Sudoeste seguían hasta San Justo. 

El padre de Juan Moreira fue un temible mazorquero a quien Rosas le hizo llevar el mensaje que contenía la orden de fusilarlo. Esa fue la razón por la cual, para proteger a su hijo, le cambiaron el nombre de Juan Blanco a Juan Moreira. Como muchos gauchos del lugar Moreira se hizo hábil en la doma de potros y en el manejo del ganado, de manera que se desempeñaba en esas tareas de campo y también tropeando hacienda. Cuando tenía unos treinta años Moreira ya tenía su propio campo, con algunas vacas y ovejas. 

En Navarro, conoció a Vicenta Andrea Santillán, hija de una cautiva, quien le daría tres hijos. Es en esta época cuando comienzan los problemas de Juan Moreira con la justicia, pues al contraer matrimonio con "la Vicenta" hizo una fiesta, como se estila en esos casos, pero sin pedir la autorización que exigía la ley. Existe constancia de la multa de quinientos pesos cobrada a Juan Moreira por no solicitar autorización para realizar la fiesta de casamiento, y que dicha suma fue destinada a la construcción de una iglesia. Esto confirmaría lo relatado en la novela por Eduardo Gutiérrez. Con "la Vicenta" vivió Juan Moreira los años tranquilos de domador y resero en San Justo y Morón. En Navarro fue mimado por estancieros autonomistas y hasta lo hicieron policía (aunque renegó del uniforme). 

Pero fue en 1869 que se desencadenó la larga serie de asesinatos cometidos por Juan Moreira, a raíz de la negativa del almacenero Sardetti a devolverle un dinero que Moreira le habría prestado. En el cruce de las actuales rutas nacionales 3 y 4 es donde aproximadamente se hallaba ubicada la pulpería "El Peligro", de un genovés de apellido Sardetti, quien le negó a Moreira que hubiese recibido de él diez mil pesos en calidad de préstamo. Dispuesto a recuperar su dinero Moreira decidió denunciarlo, pero como no tenia ningún comprobante que demostrara la existencia de esa deuda fue puesto durante dos días en el cepo por falsa denuncia. Enfurecido, una vez cumplido el castigo Juan Moreira fue al almacén de Sardetti y lo mató de diez puñaladas, una por cada mil pesos que le debía. Ese fue el primer crimen de Moreira, al que siguieron otras dos bajas en la partida policial que le cerró el paso, además de tres milicos heridos. 

Juan Moreira se desgració en San Justo, pero se serenó en Navarro; luego, protegido en la política, fue guardaespaldas de Adolfo Alsina, quien le regaló un caballo y la famosa "daga de Moreira". Sin embargo Juan Moreira dejó el Partido Autonomista para pasarse al bando contrario, el Partido Nacional, conducido por Bartolomé Mitre. 

El duelo de Juan Moreira con Juan Córdoba se produjo en las cercanías de Cañuelas, donde luego de que Moreira le ganara unos pesos a la taba Córdoba lo insultara después de pagarle. Según constancia judicial la muerte de Córdoba no se produce en un duelo, sino que Moreira, en estado de ebriedad lo ataca en una pulpería sin que aquél atinara a defenderse. Después de esa muerte, Moreira marchó al tranco hasta Las Heras, donde se mantuvo escondido en casa de familiares de su mejor amigo, Julián Andrade. En Villars, cerca de Las Heras, hay un viejo ranchito en la estancia turística Los Ombús, que según la tradición oral fue el escondite de Juan Moreira. 

Esta imagen pertenece realmente al hijo de Juan Moreira.
En la zona urbana, al 1700 de la calle 24, al viejo edificio se lo reputa como una pulpería frecuentada por Juan Moreira. En el despacho de Olaso, junto a la plaza, fue donde el 31 de diciembre de 1872 enfrentó en duelo al puntero autonomista José Leguizamón. Lucharon a lo largo de la plaza y frente a la parroquia actual, donde Moreira abatió a su contrincante. 

Para entonces, muchos juzgados rurales se exhortaban entre sí por la captura de Moreira, que las partidas, temerosas, preferían eludir. Juan Moreira había pasado por Saladillo, Salto y Bragado, y hasta se refugió entre la tribu de Coliqueo, pero terminó enfrentado con sus capitanejos. Según las diversas versiones se dice que Juan Moreira era analfabeto, cantor y guitarrero, y aunque se contradicen en algunas cosas coinciden en que era alto, provocador y amante requerido. 

Juan Moreira siempre buscó a Laura, su amante preferida, en el piringundín y posada "La Estrella", de Lobos (luego fábrica de soda y finalmente una clínica en la esquina de Cardoner y Chacabuco), y estaba con ella el 30 de abril de 1874 cuando lo sorprendió la partida (entre los policías estaba Enrique O´Gorman, hermano de la famosa Camila). Juan Moreira se batió y quiso saltar la tapia de La Estrella, cuando la bayoneta del sargento Andrés Chirino se le clavó en la espalda; Moreira le erró un trabucazo por sobre el hombro, pero le cortó cuatro dedos de la mano izquierda con la daga. 

Lo que más fama le dio a Juan Moreira fue su arrojo y habilidad para enfrentarse él solo contra partidas de varios hombres y salir airoso del trance. Además de su tremendo facón, de 63 centímetros de hoja (más de 80 si se cuenta la empuñadura), Moreira llevaba dos trabucos de bronce para los cuales siempre tenía munición preparada, lo que le permitía recargarlos con rapidez. Una prueba de esto es el relato del sargento Chirino, pues luego de disparar sus trabucos contra los policías que lo habían sitiado en la habitación de "La Estrella" salió al patio, donde al comenzar a trepar la tapia nuevamente le disparó a Chirino cuando éste lo atravesó con la bayoneta. El pasado de Juan Moreira como comisario también jugaba a su favor, pues sus antiguos camaradas evitaban enfrentarlo, y además debe tenerse en cuenta que quienes se le enfrentaban no estaban dispuestos a arriesgar su vida en la misma medida que Moreira, algo que también le daba cierta ventaja para escapar cuando se hallaba rodeado. Varias muertes causadas por Juan Moreira fueron el resultado de estos enfrentamientos, pues disparaba sus trabucos al montón, y eran armas que producían un daño considerable. 

Es de destacar la capacidad de Juan Moreira en el manejo de sus armas, además de una gran habilidad en el manejo de su tremendo facón poseía gran fuerza, lo que hacía muy difícil a sus rivales parar o desviar sus lances. Luego de haber sido atravesado por la bayoneta de Chirino y dispararle con el trabuco, con su tremendo facón le tiró un hachazo que lo alcanzó en la cabeza y le cortó cuatro dedos de la mano que sostenía la bayoneta, para caer muerto pocos minutos después. 

En el caso de Juan Moreira hay dos vertientes de opinión, disímiles entre sí. Los testimonios asentados en los expedientes judiciales califican a Moreira como un criminal sanguinario que mataba por el gusto de hacerlo, y para ello desafiaba a pelear a quien tuviese enfrente. Como contrapartida hay testimonios de personas respetables que habiéndolo conocido bastante a Juan Moreira lo describen como un hombre tranquilo, aunque siempre fuertemente armado. 

El fundador de la localidad de Los Toldos, Don Eleto Urquiza, un escritor que conoció a Juan Moreira, escribió sobre él: "No era como lo pintaban, un tigre humano, siempre andaba bien vestido, muy serio, todo un caballero en su trato. Lo conocí bastante, porque estuvo quince días en mi posada, en él no noté ningún rastro de hombre criminal, lo único que lo delataba como un hombre de pelea era que siempre estaba armado hasta los dientes, tenía un cuchillo que lo llamaba caronero y un pequeño puñal para churrasquear. Dormía afuera, en algún reparo, junto a la estaca donde estaba su caballo, siempre repetía que era lo único que le tenía confianza".


 
El facón o daga de Juan Moreira 
 

La daga de Juan Moreira, que hizo cruenta carrera en sus manos, se dice que terminó en poder de un tal Melitón Rodríguez, que luego la donó al Museo de Luján. Pero prefiero creer esta historia que me contó un gran conocedor de Moreira.
Moreira era un gaucho pobre y perseguido, demasiado pobre para tener un cuchillo tan rico y si así hubiera sido, a su muerte habría pasado a manos del jefe de la partida que lo mato, como mínimo, como pasaba siempre con las pertenencias del pobre gaucho, desde su mujer, hasta el caballo, pasaba a manos del que lo desgracio, ya fuera el estanciero rico , el indio salonero o el jefe de la partida de plaza y no creo que en 1874, a nadie se le ocurriera guardad el cuchillo para que en el próximo siglo se guarde en un museo, el cuchillo de un gaucho asesino no era orgullo para exhibir.
A continuación en este pasquín Sucesos Policiales de 1900 confirma con fotos lo antedicho  
FOLLETO, EDITADO POR LA POLICIA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, RECORDANDO "LA MUERTE DE JUAN MOREIRA" CON FOTOGRAFIA DE LOS PRINCIPALES PERSONAJES, INCLUSO UN PEQUEÑO REPORTAJE AL SARGENTO CHIRINO, QUE LO MATO POR LA ESPALDA. SON 4 PAGINAS CON 19 FOTOGRAFIAS, INCLUYE UNA MUY CURIOSA DE LA MANO CON LOS DEDOS DE CHIRINO, CORTADOS POR UN HACHAZO DADO POR MOREIRA, POCOS MOMENTOS ANTES DE SER MUERTO.

Y UNA FOTOGRAFIA DE LA VERDADERA DAGA DE MOREIRA QUE NO ES "EL OTRO CUCHILLO" QUE LLEVABA EN EL APERO, NI TAMPOCO LA QUE SE MUESTRA HOY EN EL MUSEO DE LOBOS. OBVIAMENTE, UN FOLLETO DEL AÑO 1900, ES MUCHO MAS CREIBLE QUE LOS LIBROS EDITADOS HOY DIA, MOSTRANDO LO MISMO, PUES EN 1900 ESE CUCHILLO NO TENIA NINGUN VALOR.
CON UNA RECREACION FOTOGRAFICA HECHA POR LA POLICIA DE BSAS. EN EL MISMO LUGAR DONDE MURIO, QUE EN 1900, AUN SE CONSERVABA.


Un agradecimiento especial el leyedorlibros.blogspot.com.ar , por los datos brindados.




Fuentes
Juan Moreira de Eduardo Gutierrez