En enero de 1821 ingresó a la Araucanía integrando una expedición militar para enfrentar a los caudillos partidarios del rey de España refugiados en la zona, que tenían el apoyo de varias agrupaciones mapuches. Montero y 50 soldados se quedaron a vivir con la tribu del cacique aliado Venancio Coñuepán para auxiliarlo en la lucha contra los realistas.
Una vez que derrotaron a sus enemigos en la región, en 1827, Montero (que ya tenía rango de oficial) y Coñuepán, con una fuerza de 30 soldados y centenares de araucanos se dirigieron al otro lado de la cordillera a enfrentar a las numerosas huestes de Pincheira que asolaban la provincia de Buenos Aires. En su largo recorrido se enfrentaron con ellos en varias ocasiones.
El grupo, con su fuerza reducida, llegó al Fuerte Independencia (Tandil) donde Montero y Coñuepán se unieron a las fuerzas argentinas, recibiendo rangos en el ejército de esa nación. Desde ahí se incorporaron a la expedición que fundó la “Fortaleza Protectora Argentina”, actual Bahía Blanca, lugar que ayudaron a defender de los continuos ataques de Pincheira y sus aliados indígenas.
No obstante, un hecho vino a alterar la suerte de nuestro protagonista: en diciembre de 1828 comenzó en Buenos Aires un enfrentamiento entre federales y unitarios que afectó al país. Desde Bahía Blanca, Montero apoyó el bando unitario. Por otro lado, Coñuepán se unió al federal, a causa de haberse entrevistado con uno de sus líderes, Juan Manuel de Rosas. Este último envió cartas a Montero para que se uniese a su bando, sin embargo, no terminó aceptando. Una vez victorioso los federales y designado gobernador el mismo Rosas, se ordenó el fusilamiento de Montero en 1830.
Antes de su viaje a Salinas Grandes se había casado con la hija de un cacique de Maquehue. Hasta el día de hoy en esa zona sus descendientes llevan su apellido.
Extraído y modificado de un post de Lientur Mangel